Es sorprendente cómo el término estrés ^[1] (del inglés stress, es decir, fatiga), ha ido ganando popularidad últimamente. Salimos de la oficina y nos sentimos estresados por el ritmo frenético de la jornada, cogemos el coche para volver a casa y una retención nos estresa a tal punto que creemos que nuestros ojos se saldrán de sus órbitas, llegamos a casa dispuestos a tomar un baño relajante y descubrimos que nos han cortado el agua. ¡Qué estrés! Sin embargo,  ¿sabemos realmente qué es el estrés?

El estrés es una reacción natural y fisiológica que el organismo pone en marcha como respuesta a cualquier estímulo, externo o interno (físico, químico, acústico, somático o sociocultural) que desestabilice su equilibrio. Por lo tanto, el estrés no es algo malo en sí mismo. Todo lo contrario, protege a nuestro organismo. Sin embargo, cuando este mecanismo de alerta se produce frecuentemente o de manera prolongada, resulta  tan dañino que puede provocar diversas patologías, tales como depresión, inmunodeficiencia, enfermedades cardiovasculares, estados de ansiedad, dolores musculares, insomnio, trastornos de atención e indigestión, entre otras.

Los episodios breves de estrés alteran el funcionamiento del organismo. Sin embargo, los síntomas desaparecen cuando el episodio remite, algo que ocurre con mayor facilidad cuando adquirimos técnicas efectivas para controlarlo. Aquí te sugerimos algunas:

• Trata de visualizar y comprender el suceso que ha desencadenado el episodio de estrés para ser capaz de contrarrestarlo: por ejemplo, si estás en medio de un atasco no ganarás toboggan gonflable ^[2] mucho poniéndote nervioso, simplemente pon tu canción preferida y espera a que el tráfico se normalice.

• Habla con tus familiares y amigos de los problemas que te agobian.

• Practica deporte, siempre es bueno tener una válvula de escape.

• Evita el uso de fármacos para hacer frente a situaciones de estrés, a no ser que tu médico así lo indicara.

• Aprende técnicas de relajación, yoga, meditación, tai-chi, etc.

• Mantente en paz contigo mismo y con los que te rodean. No veas sólo problemas, la vida está llena de cosas bellas.

• Aliméntate bien. Si eres susceptible de padecer estados de ansiedad o estrés, tal vez debas reducir el consumo de bebidas excitantes.

• No consumas bebidas alcohólicas o reduce su consumo.

• Procura dormir y descansar bien, al menos 6 horas diarias.

Ten en cuenta que combatir el estrés depende de uno mismo. Aquí os dejo este proverbio oriental para que reflexionéis: “si tu problema tiene solución ¿por qué te preocupas? Y si no la tiene… ¿por qué te preocupas?”

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