Si muchas veces pensamos que algunos niños pueden haber nacido para ser malos, lo cierto es que los científicos nos dan la razón. Es lo que concluye un nuevo estudio que analiza a padres gemelos y a sus hijos, realizado en la Universidad de Charlottesville, en Estados Unidos.

En dicho estudio, tras analizar a 1058 adultos gemelos y a sus hijos, los científicos llegan a la conclusión que las malas conductas de los niños están influenciadas no sólo por las malas conductas de sus padres, sino también por los genes que transmiten a sus hijos.

Evidentemente, variaciones genéticas en los padres que los predispongan a conductas antisociales y agresivas, hacen que las disputas familiares sean más frecuentes, lo que finalmente afecta al niño de forma negativa. De forma adicional, el niño no sólo tiene la mala experiencia familiar de sus padres, sino que además hereda genes (los de sus padres) que le predisponen a malas conductas en el futuro.

¿Qué se podría hacer para evitar las malas conductas en los niños? Primero, que los padres den ejemplo; segundo, que tras identificar riesgo genético de mala conducta, poner los medios oportunos para evitar o atenuar dichas conductas.

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